Como siempre acontece cuando se charla con él, Bakr Fansa saca un as para compartirlo en esta entrevista: sus nuevas obras pictóricas, listas para emprender su viaje a un sitio muy especial, como ha sucedido con todos los que ha creado en su larga trayectoria en el mundo de las Bellas Artes. A los óleos solo les falta que el agua que los recrea fluya, para tener movimiento, que a su autor siempre le bulle.

 

Este magnífico artista, tuvo a Siria –su país natal—, como punto de partida para su éxodo por varios países de Asia, Europa y América, para finalmente afincarse en Coatepec, Veracruz, tras larga estancia en Ciudad de México. Con tanto mundo recorrido ¿porqué establecerse en esta localidad? fue la duda despejada con un comentario relacionado a la calidez del “Pueblo Mágico” y su gente, tan hospitalaria, nos expresa a la par de compartirnos de su felicidad por que 2013 le obsequió la dicha de que su hija continúe preparándose profesionalmente así como conocer a su primer nieto, cuyo nombre da perpetuidad a cuatro generaciones masculinas. A Bakr su mirada se le torna brillosa cuando de evocar su infancia se trata.

 

Por sus venas fluye sangre siria, y por consiguiente le duele lo que en el lejano país sucede en todos los ámbitos. Guerra, pobreza y muerte parecen no querer dejar a la histórica nación que visitó antes de la hecatombe, para reencontrarse con sus familiares. En ese entonces constató que Siria era autosuficiente y que la calidad de vida nunca decayó, no obstante el bloqueo de Estados Unidos. Hombre de su tiempo Bakr Fansa se enorgullece de que su obra recree emblemáticos sitios como la Capilla de Monte Carlo y la iglesia londinense de Beaconsfield, por solo mencionar algunos de importancia mundial, porque también hay varias personas que se enorgullecen de tener en su colección obra de este afamado pintor, en cuyo estudio, le guarda sobre el caballete un cuadro de generoso tamaño, de esos donde él se desplaya a sus anchas, para los últimos detalles, que él tanto cuida y lo han hecho especial entre sus verdaderos amigos, a los que siempre regala sus sinceras y expresivas sonrisas.

 

¡ SALUD, BAKR!